A pesar de que los obreros crean con sus manos el sustrato social de esta
cultura, sólo tienen acceso a la misma en la medida en que dicho acceso sirve a
la realización satisfactoria de sus funciones en el proceso económico y social
de la sociedad capitalista.
Lo más notable de esto es que todos los afectados, el conjunto de la
sociedad, consideran y tratan a la crisis como algo fuera de la esfera de la
voluntad y el control humanos, un golpe fuerte propinado por un poder invisible
y mayor, una prueba enviada desde el cielo, parecida a una gran tormenta
eléctrica, un terremoto, una inundación.
La clase obrera no estará en condiciones de crear una ciencia y un arte
propios hasta que se haya emancipado de su situación actual como clase.
La justicia de las clases burguesas fue nuevamente como una red que permitió
escapar a los tiburones voraces, atrapando únicamente a las pequeñas sardinas.
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