La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En
cambio la victoria tiene algo negativo, jamás es definitiva.
Las tres enfermedades del hombre actual son la
incomunicación, la revolución tecnológica y su vida centrada en su triunfo
personal.
¿Qué clase de mundo es éste que puede mandar máquinas a
marte y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?
No creo en dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos
estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes
del mundo. Un creyente fácilmente pasa a la intolerancia. En ningún momento de
la historia, en ningún lugar del planeta, las religiones han servido para que
los seres humanos se acerquen unos a los otros. Por el contrario, sólo han
servido para separar, para quemar, para torturar. No creo en dios, no lo
necesito y además soy buena persona.
No he sentido jamás la necesidad de un triunfo, la necesidad
de tener una carrera, la necesidad de ser reconocido, la necesidad de ser
aplaudido, no lo he sentido jamás en mi vida. No he hecho en cada momento nada
más que lo que tenía que hacer y las consecuencias han sido éstas, podrían
haber sido otras.
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