miércoles, 14 de diciembre de 2016

La Economía no es una ciencia. Son habas contadas - FÉLIX UDIVARRI


Las crisis son cíclicas. Las hay de ciclo largo y de ciclo corto. Es así. No preguntes.

En las crisis hay escasez de dinero. Los bancos dejan de crearlo de la nada porque no encuentran a quién prestarlo con mínimas garantías de devolución. Se manifiestan los efectos de la escasez.

Un estado soberano, como la España de principios de los noventa, inyecta nuevo dinero en la economía. Al tiempo que devalúa la moneda. Creación de nuevo dinero y devaluación son fenómenos paralelos, si no precisamente conjuntos.

La crisis se aplaza porque hay dinero circulando. Los precios aumentan poco a poco hasta la nueva situación de equilibrio. No aumentan inicialmente, pues el dinero inyectado se utiliza para seguir con el ciclo económico, esta vez ficticio. Pero las importaciones de lo imprescindible marcan la pauta. De todos modos, la energía está gravada con tales impuestos que basta con reducirlos para mantener el statu quo. La gasolina. La devaluación se considera que perjudica el poder adquisitivo de los ahorradores. Se cumple el objetivo de proteger a la nación, tanto al Estado como a la población.

En un país no soberano, como la España actual, eso no puede hacerse. La escasez de dinero, siempre provocada por los bancos, porque han dejado agujeros de dinero negativo inmensos, contrapartida de los créditos concedidos al buen tuntún, aumenta cada vez más. Porque las devaluaciones internas son así. Si no hay dinero hoy, habrá menos mañana. 

La consecuencia es la ruina del país, que se vende a trozos para pagar deudas bancarias privadas. Nacionalizaciones de lo podrido y privatizaciones de los suculento. 

El estado se sostiene del crédito exterior. No puede hacer el dinero que le falta. Se endeuda en nombre de todos. 

La deuda pública crece imparable, anunciando la quiebra y las quitas (Grecia). 

Se subvenciona a la población más pobre: ayudas, subsidios, renta básica. Porque es eso o la delincuencia desaforada. La devaluación interna perjudica el poder adquisitivo de todos los que no son ahorradores netos. 

Pero el tejido industrial y empresarial se ha deshecho. Reconstruirlo es tarea de décadas. 

El Estado es cada vez menos respetado internacionalmente. La población se empobrece aún más, porque el Estado se vuelve contra ella: más impuestos, más represión al descontento, más leyes arbitrarias. Incluso quitas del ahorro en forma de intereses negativos o apropiación directa. Los ahorradores acaban jodidos también. Son los últimos en caer. Muchos sacan su dinero del país, imitando a los bancos y las multinacionales. 

Al final, al Estado no lo respeta nadie, ni fuera ni dentro. La economía sumergida crece desmesuradamente porque es imprescindible para sobrevivir. Se cumple el objetivo de destruir la nación, tanto al Estado como a la población. Es el diseño del Nuevo Orden Mundial fascista. 

Coda: Golpe de estado (partido nacionalista radical o revuelta militar) o adelgazamiento de la administración. No hay otra. 

Hagan sus apuestas.

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